Fuente: Madrid/Geoscopio.
Aunque el sector del gas es de reciente creación en España, el crecimiento que protagoniza, es significativo. De hecho, será el primer país del mundo que liberalizará sus mercados energéticos sin tener producción propia.
Madrid acogió ayer la primera sesión del Curso Iberian Power & Gas Markets, organizado por el Instituto Adam Smith, donde se debatió la próxima liberalización de los mercados del gas y la electricidad y el papel que juega España en este sector energético europeo.
Ante la inminente liberalización de los mercados energéticos, en enero del 2003; España juega un papel más que relevante, ya que se convertirá en el primer país del mundo en abrir su mercado, sin contar con producción propia.
Antonio Blanco, Director de Gas del Consejo Nacional de Energía, subrayó la importancia que tiene para este desarrollo la instalación de las nuevas centrales de ciclo combinado. Según Blanco, el crecimiento se basará en la producción de gas a través de estas centrales, ya que son el medio más respetuoso con el medio ambiente y el que menos CO2 produce.
Así, comentó, que actualmente, se cuenta con 4,2 millones de usuarios, que se amplían cada año en torno a los 300.000 clientes, la gran mayoría del sector industrial.
Este crecimiento, según Carmen Becerril, Directora General del IDAE, se podría deber al despegue económico que se está produciendo en España en estos momentos. Según Becerril, España pretende retomar el espíritu de la pasada Cumbre de Lisboa y conseguir un desarrollo pleno de las interconexiones.
Becerril apoyó la propuesta de la Comisaria Europea de Energía, Loyola de Palacio, que apuesta por un mercado energético interno. España tendrá dos objetivos durante la Presidencia española en la UE, por un lado, desarrollar las interconexiones de los mercados europeos,( que actualmente solo cuentan con un 10% de capacidad) y por otro lograr una plena liberalización que asegure la competencia.
El Mercado Ibérico de la Energía, creado entre España y Portugal, se convertiría así, en el paso intermedio hasta llegar a la interconexión total europea, si bien, Becerrill, se mostró cauta ante la idea, al especificar que por las condiciones geográficas de la península, se hace más complicada esta unión.
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